Orujo blanco

Orujo blanco gallego

El orujo blanco de Galicia, es una bebida espirituosa elaborada en tierras gallegas que puede tomarse sola en vaso de chupito o ser utilizado como base para elaborar otro tipo de orujos tradicionales gallegos.

El orujo blanco gallego es un aguardiente obtenido de la destilación de orujos de las mejores variedades de uvas autóctonas gallegas. Esto significa que para la elaboración del orujo blanco se utiliza como materia prima las partes, denominadas hollejos, que no encuentran aprovechamiento para la elaboración de los caldos de vino gallegos.


Proceso de obtención del orujo blanco gallego

El orujo blanco gallego y su proceso de obtención, no obstante, no es una simple extracción del alcohol, si no que es toda una selección concienzuda y llevada a cabo por métodos tradicionales que hará obtener los mejores componentes aromáticos de los orujos gallegos.

Este orujo blanco tradicional se obtiene mediante un lento y constante proceso de destilación dividido en dos etapas diferenciadas: en la primera se produce la vaporización de elementos que no habrán de servir en el orujo y, en la segunda, se efectúa la condensación de los vapores que se han producido en la fase anterior. Así, mediante este proceso de destilación, se obtendrá un orujo blanco que históricamente tan vinculado ha estado a la tradición y cultura de todo el basto territorio gallego.

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Historia y tradición del orujo blanco gallego

El orujo blanco, licor tradicional procedente de la Comunidad Autónoma de Galicia, es sin duda el mayor representante en cuanto a licores gallegos se refiere. Formando parte indiscutible de la ancestral tradición y cultura gallega, sus bondades son tantas que ha traspasado nuestras fronteras, siendo actualmente una bebida espirituosa que se exporta y es consumida en multitud de países.

El orujo blanco, cuya obtención a través del método tradicional gallego supone todo un arte en sí mismo, es parte fundamental en las célebres y ancestrales queimadas gallegas. Las queimadas son todo un ritual en el que orujo, azúcar, fuego y tradición se unen para celebrar y ahuyentar los malos espíritus.

Tradicionalmente, el orujo era consumido por los campesinos después del desayuno, justo en el momento previo a tener que disponerse a afrontar sus largas jornadas laborales en la dureza de los campos gallegos. Hoy en día, con un consumo más generalizado por cualquier sector de la población, el orujo blanco gallego es disfrutado en un momento de sobremesa junto a postres y cafés ya que tiene múltiples cualidades digestiva que lo hacen un trago perfecto para después de las comidas. No obstante, y debido a que la graduación alcohólica del orujo blanco ronda los 31%, se recomienda disfrutar de su consumo siempre con moderación.

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